Es domingo 14 de febrero de 1819,
Bolívar y su edecán caminan desde la orilla del río Orinoco hacia la Plaza
Mayor de la ciudad de Angostura (Santo Tomás de Guayana de Angostura del Orinoco). Al día siguiente se instalará el Congreso con
representantes de provincias de Venezuela y Nueva Granada. Es un día caluroso y
la fuerte pendiente les hace sudar bastante en sus uniformes militares, que no
están climatizados para el trópico.
Vienen de una mañana de reuniones
con algunos diputados, representantes del clero, militares patriotas y
personalidades de la ciudad. Muchos apuntes y algunas ideas.
Edecán: Mi General Bolívar, ya hemos transcrito
nuevamente su discurso para la instalación del Congreso. Se hicieron los
agregados señalados por usted sobre la educación republicana, la honestidad en
el gobierno y los fundamentos para la creación de la República de Colombia.
Bolívar: Muy bien, pero luego de cenar tendrá que
transcribirlos de nuevo porque hay que
agregar algunas aclaratorias para atender la información que acaba de dar el
Doctor Zea; será necesario reacomodar la posición de los neogranadinos y los
quiteños en la Gran Colombia, y dar a
los caraqueños tiempo para que asimilen la necesidad de la unión.
Edecán: Entiendo señor, dispondré de otros dos
secretarios para terminar lo más pronto posible la escritura con lo que usted
nos indique. Mañana temprano tendrá dos copias finales, para que pueda hacer
entrega al Congreso, una vez termine su discurso. Si usted me permite, mi
opinión es que la unión de Quito, Nueva Granada y Venezuela es difícil según
dicen los señores diputados que están en la ciudad para el Congreso. Quizás no
quieran aprobar la unión por desconfianza entre unos y otros.
Bolívar: Tienes toda la razón, pero no estamos para
hacer caso a la miopía mental de algunos diputados, sino para trazar el camino
que debemos recorrer como nación libre, para forjar el futuro de toda la
América, para construir un gran país que enseñe al mundo la libertad y la
bondad del nuevo mundo. Una vez lograda la libertad política del yugo español,
deberemos lograr la construcción de un
país capaz de mantener su libertad a la vez que hacer de sus ciudadanos
verdaderos republicanos, conscientes de sus deberes y de sus derechos. El
aporte de todos cuenta a partir de este momento, no podemos excluirnos unos de
los otros.
Edecán: ¡Señor se propone usted grandes metas!
Bolívar: No me propongo, le propongo a todos grandes
metas. Colombia será tan grande como nosotros seamos capaces de construirla, en
cada campo de batalla, como en cada escuela, como en cada fábrica, con la
participación de todos los ciudadanos. Mujeres, indios, criollos, mantuanos,
comerciantes, doctores y antiguos esclavos, todos debemos dar un aporte a la
libertad. Los colombianos seremos grandes, solo si asumimos que la grandeza
estar en ser útiles. La educación del pueblo será el canal de información de
los ciudadanos, si pautamos una educación incluyente que trate de mejorar las
condiciones de vida y sepa explicar el proyecto republicano, el país entero
luchará para construir ese mejor país.
Edecán: Sus palabras me emocionan mi General. Usted
sabrá hacerle entender a los diputados la necesidad de cambiar, para que la
guerra no sea solo contra los españoles, sino que aporte para una mejor
sociedad. Son sabias sus ideas.
Corre una brisa serena por la ancha
calle y un par de hermosas damas caminan hacia la iglesia donde ya suenan las
campanas para misa de seis de la tarde. Los hombres saludan cortésmente, las
damas apenas levantan su mano y apresuran el paso.
Bolívar: Vamos a misa hombre, que el espíritu también
debe alimentarse. Nada mejor que la palabra de Dios en tierra de hombres libres
para inspirar la patria grande. Luego de cenar arreglamos el discurso.
Ejercicio de
imaginación preparado para mis estudiantes del curso de Historia de Venezuela,
con el objetivo de despertar curiosidad por los hechos más allá de los
documentos y análisis especializados. Intentando comprender eso que llamamos la
historia, complicado cuando además hay que compartirlo con muchachos de doce y
trece años. Pero debemos recordar que es un ejercicio de imaginación, no hay nada
que diga que esto en verdad sucediera, más que el espíritu inspirado del
escritor. Desde Mérida, Febrero de 2014.
Casa del Congreso de Angostura en Ciudad Bolívar, junto a la Plaza Bolívar. Por Nicholas Laughlin |
No hay comentarios.:
Publicar un comentario