Una de las funciones sociales de
la educación es replicar la sociedad que lo sustenta, y por ello en cualquier
nación moderna responde a una política de Estado. Es lógico suponer que se
aspira un sistema educativo que forme el ciudadano que sirva al país, sus
instituciones, prepare al futuro trabajador de sus empresas, para que sea
responsable, respete normas, sean líderes que organicen a la sociedad el día de
mañana. Mientras más clara está esa noción, más empeño se pone en la calidad del
sistema educativo.
Las naciones exitosas en
reproducir su sistema social, han hecho que sus maestros sean los mejor
formados y más estimulados para cumplir este rol social. Para ello se diseña un
sistema de ingreso, selección y ascenso en la carrera docente que asegure que
los mejores estén y dirijan las instituciones educativas. Y se aseguran que sea
ventajoso estar al frente del aula y sus estudiantes.
Así la motivación se va
construyendo. Primeramente con el reconocimiento social: que sea importante ser
docente. Para ello la sociedad entera respeta su trabajo, facilitando su
función formadora y tomando en cuenta permanentemente su palabra, cumpliendo
sus recomendaciones, advertencias y exigencias. Claro esto si se quiere dar
importancia al ser docente.
En segundo lugar hay que dar condiciones
laborales y socio económicas a los educadores, para que se ocupe a tiempo
completo por formar bien, construir espacios de aprendizajes útiles y rehacer
la sociedad. Que sea una profesión deseada, buscada y luchada para poder
desempeñarla. Esto se traduce en una compensación y seguridad social que
garantice una vida digna: mejor salario, acceso a buenos servicios, prioridad
en políticas públicas de salud, vivienda, bienes básicos, alimentación,
protección familiar; en fin que si le dicen que es importante se destine
recursos para darle importancia.
En la actual Venezuela el 60 % de
los maestros en aula reciben por su trabajo menos del salario mínimo, menos de
5622,48 Bs para satisfacer sus necesidades básicas. Este el reconocimiento
social para quienes a diario deben enseñar primeras letras, matemáticas, ciencias,
conceptos de nación, participación y democracia, el respeto al prójimo, amor
por la vida, importancia social del trabajo, principios de economía, trasmitir
el ideal ciudadano.
Y es que el otro 40 % de los
educadores, con más de 15 años de servicio, estudios de postgrado, carga
horaria superior a 36 horas de clases semanales, prima geográfica, bonos complementos
apenas puede llegar a recibir entre 9000 y 12000 Bs. Esto con servicios médicos
ineficientes, jubilaciones y pensiones deterioradas por la inflación, asignaciones
a dedo de cargos directivos, incumplimiento de contrataciones colectivas.
Esta situación da pistas porque
en Venezuela no motiva ser docente, y porque afloran las deficiencias en un sistema
educativo con calidad deteriorada. La calidad educativa requiere de educadores
con calidad.
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