El docente tiene
una herencia de combate gallardo por las causas justas de este país. Desde
tiempos coloniales han destacado docentes, marcando caminos y dejando hitos
para la historia local y nacional.
Los maestros de
primeras letras han sido especiales, siguen siendo especiales. Son quienes han
formado bases sociales y educativas de las comunidades, de los dirigentes
sociales de la gran Venezuela, aunque no todos los liderazgos formados hayan
sido tan decorosos (mea culpa).
En los tiempos
contemporáneos el ejercicio docente aumentó con creces, logro de la democracia
que desde la década de los sesenta masificó las escuelas y el número de
maestros por todo el país. Tarea inconclusa hoy día. La sociedad venezolana ha
cambiado su dinámica en un mundo tecnológico y globalizado. La educación
cambió, la actuación del maestro ha debido cambiar también, sin dejar a un lado
su principal función de la formar carácter, espíritu y cuerpo para el encuentro
en sociedad, por el bien de todos.
Como maestro,
hoy debo ser crítico de la dirigencia política, que ha dejado a un lado la
atención a este trabajador, proveniente mayoritariamente de familias humildes
que con esfuerzo han hechos de sus hijos e hijas maestros: profesionales
universitarios que no reciben un trato laboral justo en la administración
pública, donde es el profesional con salarios mas bajos, y ni que decir en la
iniciativa privada donde los mejores trabajos apenas alcanzan al servicio educativo
público. Es la realidad.
Reflexionemos:
¿Damos la importancia que merece al maestro de los hijos de la patria? ¿Existen
condiciones sociales para que educadores desarrollen su mejor esfuerzo laboral? ¿Destinamos
recursos necesarios, justos y bien aprovechados al sector educativo? ¿Nos
preocupa que los niños de sectores populares, rurales o de cualquier localidad
reciban la mejor educación? ¿Será que estamos aceptando que escuelas y liceos
se conviertan en grandes guarderías? ¿Tomamos en cuenta la opinión de maestros
y maestras para definir presupuestos, planes y políticas públicas? Entonces
actuemos.
El 15 de enero
de 1932 un grupo de maestros marcó el rumbo: organización y lucha por los
grandes problemas nacionales desde la educación. Entonces actuemos.
No puedo cerrar
sin recordar la lucha de docentes merideños que hoy exigen frontalmente su
reivindicación laboral dando su clase de dignidad y valores de lucha, en todo
momento, en todos los espacios.
Feliz día
colegas, feliz día maestros y maestras. Hagamos crecer la herencia de nuestros
antecesores y marquemos los nuevos caminos a quienes vengan luego a educar.
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